Mis visitas y paseos al litoral central siempre son desde Cartagena al sur, siendo la Boca de Rapel un destino en donde se conjuga al campo, mar y tranquilidad. Cuando uno llega es recibido por una impactante vista a la desembocadura del rio Rapel, la que se encuentra custodiada y protegida por un San Pedro que se encuentra presente desde Octubre de 1942.
En esta oportunidad el rostro de San Pedro se aprecia más triste, mas pensativo, algo le paso, no sé que fue, pero fue reparado, con la mejor intención, y con el menor de los gustos, pero lo importante es que sigue ahí vigilante y protector.